Lo prometido es deuda. Es miércoles. Y aquí estamos. Una nueva entrega. Cortita, para amenizar la tarde hasta el viernes que volveremos a vernos por estos lares 5/15.
Disfrutad lo que os dejo. En breve más...
Hace frío en la habitación del
hotel. Estoy desnuda entra las sábanas. La cama aún huele al
botones. Pobrecillo. Cree que se ha aprovechado de la historia de la
pobre damisela en apuros que le he contado. Pobre gilipollas. Cena
para dos. Langosta, caviar y una botella de champán. Creo que ha
tenido que ser el polvo más caro que haya echado en su vida. Cuando
se lo descuenten todo en la nómina a fin de mes, eso que decía de
“nunca olvidaré esta noche” va a ser cierto.
Hombres....
… ven un cuerpo bonito y unas
piernas que se abren, y serían capaces de vender a su madre. Pero
bueno, mejor así. Me facilita las cosas. Disfruto usándolos. Ellos
creen que se aprovechan de mí, cuando la verdad es la contraria. Si
Eva tentó a Adán con una puta manzana, ¿qué no se puede conseguir
con un liguero de encaje y unos labios pintados de rojo?
Pero vayamos a lo que importa.
Tiendo a divagar, lo siento.
Ya sabes que aún no nos
conocemos, encanto. Pero pronto nos veremos las caras. Me encargaré
de joderte la vida. Las razones ya las descubrirás más adelante.
Las ansias de venganza me excitan hasta la locura. Mi cuerpo responde
a espasmos de placer sólo con pensarlo.
Pero no. No adelantemos
acontecimientos. Estoy sola. Desnuda frente a un espejo y con mi
querida Polaroid modelo 95 en una mano. Voy a deleitarme con uno de
mis mayores placeres: mi cuerpo. Voy a fotografiarme desnuda,
masturbándome. Para cuando el tiempo pase y sea una vieja marchita
de piel casi trasparente, pueda recordar estas curvas que fueron la
perdición de tantos hombres. Sonrío al espejo. Una mano entre las
piernas. La cámara escupe una instantánea. La veo. No está bien
que lo diga yo, pero salgo preciosa. Mi cuerpo resaltando sobre las
sábanas color salmón que tengo detrás. Mis ojos fijos en mí a
través del papel. Una obra de arte. Aunque no creo que tenga que
entrar en muchas descripciones. Pronto contemplarás este cuerpo y
disfrutarás de él. No te preocupes. Tiempo al tiempo.
La instantánea cae al suelo. La
primera. Aún quedan bastantes por seguir sus pasos. El champán aún
está frío y la botella casi entera. Tengo toda una noche por
delante de fotografías alfombrando el suelo y burbujas que
despierten mi libido. Cuando el deseo sexual sea asfixiante y no me
pueda satisfacerme, llamaré al servicio de habitaciones. Son muy
complacientes.
No tardes. Pronto nos veremos. Y,
créeme, encanto, tu suerte va a cambiar de manera radical. Quizá
tanto que respirar deje de ser una necesidad vital para ti y pase a
ser un recuerdo de una época pasada. Pero no te asustes. No tardes
en venir a mí. Te espero.
-Continuará-
No hay comentarios:
Publicar un comentario